lunes, 11 de enero de 2021

El viento de las horas.


- Prometí no volver a tener hambre de aquel modo. Ni para verme como otros me querían, ni para que me quisiera quien no iba a quererme. 

-  La tontería no viene en gotero sino en caudales. Cosa de permitirla un tiempo y cuesta desandarla.

- Solo tenemos el presente, aunque a veces nos dé miedo mirarlo.

- No me acuerdo ni qué les dije. Todavía estoy adivinando lo que debí decirles.

- Hay quien conserva el privilegio del deseo, como un perro que a todo sobrevive. 

- Hasta los desencantos tienen gracia.

- Los perros son de personas, no de casas.

- Dios no castiga porque no está en donde debe.

- Cuando uno empieza a explicar por qué las cosas eran mejor antes, empieza a maldecir el tiempo en que vive.

- Dicen que hay una cirugía para dejarlo a uno como si trajera un corsé bajo la piel, pero eso debe costar como un dolor y doler como una herida de guerra.

- Nada peor, a cierta edad, que ser una visionuda. Porque en la juventud todo se perdona. 

- Buena parte de los imprescindible está en nuestra cabeza porque antes nos anduvo en el corazón.

- ¿Qué sería de nosotros sin el olvido? ¿En dónde guardaríamos las emociones nuevas?

- Amaneció el domingo iluminado y a mí esos despertares me provocan ocurrencias. 

- La vida es buena conmigo, pero aún siento cerca la ausencia de mi madre. 

 


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